'El padre' - Ciencia-no-ficción

'El padre' podria ser una pelicula de ciencia-ficcion cotidiana del estilo a 'Coherence'. Podria serlo, de no ser porque aunque lo pueda parecer, no lo es. Como Christopher Nolan en 'Memento', el dramaturgo Florian Zeller juega con la percepcion del tiempo y la realidad a traves de un montaje que desorienta tanto a su protagonista como sobre todo, a un espectador forzado como en 'Sound of Metal' a ponerse en la piel de dicho personaje protagonista.

Un personaje protagonista encarnado con maestria por Anthony Hopkins, en una leccion de interpretacion sobre la que se asienta 'El padre', una pelicula que no obstante va mas alla de dicha interpretacion. No, 'El padre' no es la tipica pelicula que parece que es por su sinopsis. No, no es el tipico melodrama de trazo grueso embelesado con la interpretacion de su protagonista. Podria serlo, de no ser porque aunque lo pueda parecer, no lo es.

Tampoco es la tipica representacion cinematografica de una representacion teatral, aunque su apariencia, fondo y desarrollo esten indudablemente marcados por una condicion teatral que aporta glamour a los detalles y a cada una de sus interpretaciones. La brillantez de 'El padre' esta en precisamente que bajo su apariencia no hay nada banal, si no una insidiosa alevosia que como una bola de nieve cuesta abajo, resulta contundente a su fin.

Como cuando Tom Hanks rompia a llorar al final de 'Capitán phillips'. Si bien 'El padre' es todo lo que parece que es, Florian Zeller nos lo muestra de tal manera que esta bonita mesa de cuatro patas siempre cojea. Si aceptamos que el mundo puede no ser mas que lo que podamos percibir que es, Zeller logra que nunca estemos comodos con la deformacion de la realidad, tan maleable y volatil como manipulada pueda estar nuestra percepcion sobre ella.

Un cruce entre 'Coherence', 'Memento' y 'Sound of Metal'. Podria serlo, de no ser porque aunque podria serlo, no tiene por que serlo. 'El padre' es sobre todo una aguda y perspicaz representacion del deterioro mental de una persona, un magistral Anthony Hopkins. La guinda de un pastel que bajo su apariencia juguetona pero nada caprichosa late, ademas de una no menos magistral interpretacion de Olivia Colman, la dulce amargura de haber vivido.

Por Juan Pairet Iglesias
@Wanchopex

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