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Festival de Sitges: Insensibles, humillaciones y cintas de vídeo

08 de Octubre de 2012 13:05:17 | 1267 Lecturas | Via: Elséptimoarte

Un profesor de biologia de mi colegio de quien guardo grato recuerdo nos dijo un dia que el dolor era seguramente una de las mejores "relaciones" -por asi decirlo- que podiamos mantener con nuestro cuerpo. No habia connotaciones masoquistas en dicha afirmacion, sino mas bien de puro interes cientifico. Para ilustrarla mejor, nos conto la historia de su amigo Juan, cuyo sistema nervioso no funcionaba bien, hecho que le impedia sentir dolor. Resulta que un dia el bueno de Juan decidio (por razones que solo sabra el) cruzar una concurrida calle de la ciudad sin mirar el semaforo... con la mala suerte de tener, en aquel momento, el de viandantes en luz roja. El colmo del infortunio fue que el individuo no oia demasiado bien, con lo que no logro captar los avisos preventivos que sus seres queridos le gritaban desde la otra punta de la calle.

Asi que el pobre Juan avanzaba por el paso cebra, y los coches iban atropellandole sin el darse cuenta. No sentia dolor, ¿por que iba a parar? Mientras, un brazo salio por los aires... y el otro... y buena parte del intestino... y una pierna... y la otra. Por supuesto, la mancha roja y reseca que ahora mismo hay en el asfalto de un famoso cruce de Barcelona es lo que queda de Juan. Descanse en paz. Fuera cierta o no, esta historia hubiera sido la mar de instructiva para unos niños de una pequeña aldea española, nacidos poco antes del estallido de la Guerra Civil. Aparte del origen geografico, tienen en comun una extraña enfermedad a la que nadie parece poder encontrar una cura: son completamente insensibles al dolor fisico.

Dicha anomalia fisica llevara a los mocosos a embarcarse en juegos que podriamos denominar perversos, y por lo tanto, peligrosos, hecho que provocara el escandalo y posterior movilizacion de las autoridades del pueblo, que a falta de una mejor solucion, decidiran aislarlos en hospital -dicen- para salvarlos de ellos mismos. Asi empieza el primer largometraje de Juan Carlos Medina, que a parte de fijarse en el pasado, hace lo propio en un presente en el que a un prestigioso doctor se le diagnostica un cancer que solamente puede ser curado con la ayuda de sus padres. Año 2012 y año 1936. Dos lineas temporales teoricamente irreconciliables pero que poco a poco van convergiendo con un tono cada vez mas dramatico.

Al final del pase de prensa de 'Insensibles', una cosa esta clara: su designio para encargarse de la apertura del festival no hubiera aportado tanto glamour como 'The body' (en esto no cabe ninguna duda), pero al mismo tiempo la experiencia se hubiera saldado con un balance general mucho mas aceptable; mucho mas digno. La opera prima de Juan Carlos Medina no es ninguna joya, y comete el grave pecado de optar, en su recta final, por disfrazarse de astracanada impactantemente desagradable, pero ahi queda la construccion de un relato que al principio con un aire onirico y poco despues con un acertado tono que podra definirse como "Spanish-Gothic", reflexiona de forma sutil sobre la necesidad -mas en nuestro pais- de una memoria historica en la que se encuentra la salvacion, por muy dolorosa que sea. De este modo, Medina condena la insensibilidad, y de paso firma un correcto ejercicio de terror semi-fantastico made in Spain.

En unos terrenos que nada tienen que ver con lo comentado hasta ahora, encontramos al reaparecido -ahora si- Leos Carax, quien en su dia dijo que el cine era como una isla. Vaya-uste-a-saber que quiso decir con eso. La imagen posee, no obstante, cierta belleza dificil de describir; casi imposible de plasmar en palabras. En cualquier caso, el atractivo alli esta, aunque este solamente sea apreciable por unos pocos. Y en esas aparece 'Holy motors', digase ya, una de las joyas cinematograficas de mas valor de esta temporada. El argumento ya nos da pistas de por donde van a ir los tiros: un hombre, de profesion actor, recorre la ciudad de Paris subido en una limusina cargado del atrezzo necesario para ponerse en la piel de multiples personajes: un asesino, una bestia, un moribundo, una anciana... todo vale.

Lo mismo puede aplicarse al cine del antaño enfant terrible Carax, y mas aun a su 'Holy motors', un filme que bien podria tratar sobre el hombre moderno polifacetico, o sobre la perdida de identidad de este... o simplemente todo podria reducirse a un colosal e irrepetible homenaje a esa profesion que hace del engaño, no solo una forma de ganarse el pan, sino tambien de hacer vivir a los demas... mientras el protagonista se va consumiendo. Agotado al final de la cita va a llegar un gran Denis Lavant que pone a otro nivel el concepto "tour de force". Su desgaste fisico (una constante en las colaboraciones del interprete con el director galo) y su arsenal inagotable de recursos dan todavia mas poder a una propuesta que ya iba sobrada en este aspecto. Y asi, esta celebracion del cine de autor (digase mejor auteur) en su maxima expresion, triunfa en todos sus aspectos. Excelentemente rodada, la capacidad para sorprender nunca desaparece (ni en un prodigioso intermedio que toma la forma de delicioso lipdub en una iglesia), y el genio del inventor, que se pone la mascara del maestro Georges Franju, se materializa de forma anarquica y salvaje con una creatividad inagotable, haciendonos creer de nuevo en aquel mito que dice que en el septimo arte todo es posible. En 'Holy motors' desde luego, lo es.

La Seccion Oficial a Competicion no ha bajado la guardia y nos ha deleitado a continuacion con una de las obras mas esperadas de esta 45ª edicion. 'Compliance', una de las sensaciones esta temporada en Sundance, nos situa en un ambiente laboral opresivo y tenso. En un puesto de comida rapida, un problema con los suministros hace que la marca de recaudacion algo parecido a una quimera, lo cual no provoca en Sandra, la encargada, el desanimo como para relajar la fuerte presion a la que somete a sus subordinados. Por si fuera poco, se suma a la ecuacion la llamada telefonica de un agente de policia que acusa a una de las empleadas de haber robado dinero a una de sus clientas. El director y guionista Craig Zobel da muestras de su inteligencia antes siquiera del primer fotograma. En letras mayusculas y ocupando toda la pantalla, se muestra aquella odiosa carta de presentacion que reza: "Basada en hechos reales".

Coletilla imprescindible para que el filme pueda cubrirse las espaldas, al poder acusarse su historia, en demasiados tramos, de increible. Pero recordemos, todo sucedio realmente (y hay registros de ello), lo cual no hace sino poner los pelos de punta. El estilo de Zobel, isigne del mejor indie americano, pone el resto para dibujar un cuadro de terror contemporaneo. El deber, la autoridad y sus limites -si es que los tiene-, la obediencia, la culpa, las infinitas formas de humillacion y sobre todo la responsabilidad (juridica, moral, etica) figuran en la receta de principales ingredientes de un drama en el que los primerisimos primeros planos de fast-food desprenden un olor insoportable a una realidad empeñada a superar a la ficcion. No llega al nivel perturbador de su genial opera prima 'Great world of sound' (de la que se rescata a este gran talento en la sombra llamado Pat Healy), lo cual no quita que 'Compliance', con todo su estres (como sinonimo de terror psicologico) y su perversidad, cale hasta los huesos.

Mucho mas liviano se ha presentado lo nuevo del homenajeado con el Premio Maquina del Tiempo, Don Coscarelli. 'John muere al final' (en cristiano "al final John muere") podria definirse como la mezcla entre La dimension desconocida, los universos paralelos de Joss Wheedon, y otros titulos venerados en Sitges como el 'Kaboom' de Gregg Arakki o la soberbia 'Detention', de Joseph Kahn. El coctel, en el que se deja ver un Paul Giamatti que para la ocasion ha ejercido tambien de productor, se traduce en una verborrea incontrolable e imparable de teorias sobre fisica cuantica, sobre el mas alla y otros muchos misterios sin resolver. Humor freak, y con un non-sense radical para una pelota mental fresca, alocada y divertida... lo que viene a ser el cine de Coscarelli. Y si, esta historia doctorada en coger todos los desvios surrealistas imaginables huele a la legua a titulo de culto, una categoria muy de moda este año en Sitges, por cierto.

Hablando de tendencias, las que llego hace tiempo para quedarse fue la de Takshi Miike, en este certamen, un peaje contra el que no hay "no-vull-pagar" que valga. Este autor del que muy acertadamente se dice que es tecnicamente imposible ver su ultima pelicula (por su aceleradisimo ritmo de produccion), presenta en este escenario una media de dos trabajos por edicion, y claro esta, el publico a sus pies. El que fuera de estos circuitos es un autentico desconocido, en el Garraf es algo muy cercano a un dios. Todos los chistes que salen de su boca adquieren aqui la categoria de cima del humor; todas las escenas de accion se situan aqui -y solo aqui- entre lo mas espectacular jamas rodado... y asi sucesivamente. For Love's Sake ha sido obviamente la enesima muestra del extasis "Miikiano", aunque hay que decir que en esta ocasion, la reaccion esta mas que justificada.

Con apariencia cursi y melosa For Love's Sake nos lleva al año 1972 para describir la historia de amor imposible entre un alumno rebelde y conflictivo (directamente sacado de la saga 'Crows zero') y una niña de papa modelica en todos los sentidos. Un choque de clases que se traduce en la respuesta japonesa al fenomeno High School Musical. La mojigateria y buenas intenciones de la Disney quedan aqui enterrados por los chorros de violencia, el lenguaje anime (Miike es sin duda uno de los autores que mejor lo ha entendido) y el humor macarra marca de la casa, y claro, las ovaciones se han ido encadenando hasta que se han vuelto a encender las luces. Aunque el conjunto evidencie cierto agotamiento de recursos en su tercio final, es este uno de esos raros casos en la filmografia de ese hiper-activo cineasta, en el que no se impone la sensacion de prisa y consiguiente dejadez. No en balde hablamos de una de las mejores peliculas en la carrera de Miike.

Para dar carpetazo a esta maratoniana jornada, volvemos a la Competicion, donde se da la delirante situacion (solo posible en Sitges) de vernos obligados a asistir a un maraton de medianoche para que no se escape ninguna de las peliculas premiables. Tanto esfuerzo bien valia la pena, puesto que hablamos de otro de los filmes mas esperados este año en el certamen. 'V/h/s' nos recuerda aquel fantastico soporte audiovisual que tantas horas de goce nos dio en un pasado no tan lejano en el tiempo pero a años luz en el sentido que el pervivia todavia esa corazonada de que el cine podia llevar a las salas algo nuevo; algo totalmente rompedor. Viene a la memoria obviamente la imprescindible 'El proyecto de la bruja de blair 2: el libro de las sombras', de Daniel Myrick y Eduardo Sanchez, pieza clave en la consolidacion del "found footage".

'V/h/s', firmada por algunos de los nombres mas prometedores del terror actual, propone, a traves de sus distintos capitulos (orquestados por una idea que mezcla 'Henry: retrato de un asesino', de John McNaughton, con la 'Tesis' de Alejandro Amenabar), un viaje infernal para recuperar los miedos mas primarios, y por ello, los mas efectivos. Como en todo ejemplo de dicho formato, se impone el esquema de montaña rusa en terminos de calidad, pero el balance de todas las historias mostradas se inclina claramente hacia lo positivo (la primera es inmejorable, la segunda es turbadora, la tercera tiene un guion nefasto y las dos siguientes consiguen remontar el vuelo), merced a un muy buen aprovechamiento de las reglas de juego (camara al hombro, sonido distorsionado, mala calidad de la imagen) y a ese sentido del riesgo y del reto que solo puede encontrarse en los nuevos talentos.

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