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'Kiki, el amor se hace' - El sabor del higo

01 de Abril de 2016 18:10:04 | 847 Lecturas | Via: ElSeptimoarte.com

La cena de ayer fue muy extraña. Marta, esa medio prima, medio amiga tuya de toda la vida, monto una fiesta en su casa, el motivo del cual no quedo del todo claro. Ningun cumpleaños, ni santo, ni comunion se divisaba en el calendario, y que tu supieras, recientemente tampoco se habia producido nada que mereciera ser celebrado. Pero bueno, que tampoco estabas para poner demasiadas preguntas. Disfrutabas de la compañia de Marta y ella con la tuya. Todo lo demas no importaba... ¿o si? Porque cuando te plantaste alli, aquello estaba mas desierto que el Sahara... y mas humedo que el Amazonas. Ni rastro de los invitados. Ni estaban ni se les esperaba. Solo Marta. Y tu. Y Marta... y tu. La temperatura en aquel piso no era normal. El calor era volcanico, y la ropa como que empezaba a sobrar... Y la comida... Aquella comida... Aquella comilona. No faltaba nada, porque el hambre, y la sed, eran ilimitados. Para ello, nada mejor que un poco de jugo de sandia, y lechecita, claro esta. Y salchichas, y peras, y pirulos tropicales, y almejas, y melones... ¡que melones! Los estrujaste, y te adueñaste cual poseso de todos los higos que te cabian en la boca. Ella, mientras, atacaba otras frutas de la pasion, y te enseñaba, de paso, todos los usos que se le pueden dar a la morcilla de Burgos.

No os quedasteis embarazados (los dos, si) de milagro, pues no habia proteccion posible ante la lascivia de aquellas miradas, de aquellas mordeduras, de aquellos lametones. Riase uste del sexo tantrico... aquello lo superaba todo. ¿Pero que paso exactamente? ''Joder, ¿pero mojaste o no?'', te preguntan a ti; ''A ver tia, ¿hubo temita?'', le inquieren a ella. En ambos casos, la respuesta es la misma. Silencio, acompañado, como no, de la mas tonta de las sonrisitas. Una de esas que dan ganas de borrar con un señor puñetazo que haga saltar algun que otro piño, pero oiga, que le quiten a uno/a lo bailao', porque el sexo (o el amor, que mas da) no se comenta... se hace. Y punto. Porque ahi esta el placer, y porque en el año 2016, el tema ese nos sigue dando un corte del copon. Lo que pasa en la cama es como lo que pasa en Las Vegas: esta de putisima madre (en teoria), pero ahi se queda. Al salir, ni mu del pecado. Por suerte, ahi esta la invencion mas intrusiva de todas (esto es, la camara) para entrar donde en principio no se debe, para tirar de la manta, para levantar lo que haga falta, par hablar de lo que nos ruboriza... en definitiva, para que al final de la sesion, sepamos algo mas sobre lo que siempre quisimos saber, pero no nos atrevimos a preguntar.

Por suerte, detras (y delante) del instrumento del voyeur se encuentra Paco Leon, que con este su tercer largometraje sigue consagrandose como uno de los talentos mas potentes de nuestra cinematografia. Despues del imprescindible diptico de presentacion de Carmina, en el que realidad, ficcion y familia formaban parte del mismo lazo sanguineo, el de Sevilla da un paso mas en el camino para auto-definirse como lo que cada vez esta mas claro que es: un -puto- genio de los cojones, y perdon por la vulgaridad, pero hay temas con los que no deberian emplearse palabras no-ofensivas. Consciente de ello, el director, co-guionista y co-protagonista de la cinta deja claro, ya desde la primera escena, que no tiene miedo a dar ese pequeño / gran paso: el que nos lleva de la blancura de la insinuacion a la suciedad del polvo. Hemos venido a lo que hemos venido (digase claro: a follar, ¿no?), y a pesar de que, al fin y al cabo, no nos engañemos, mandan los imperativos del cine no necesariamente comercial, pero sin duda comercializable, es de apreciar que no se perciba miedo alguno a la hora de abordar algunos de los mayores tabus impuestos por la misma industria.

Recordemos, sino, la infame 'Cincuenta sombras de grey', desproposito rematado por la -irrisoria- castidad con la que se trataban tematicas supuestamente tan picantes y, por lo visto, incomodas. En este ultimo aspecto es donde Paco Leon se crece. Tanto el como, claro esta, sus genitales, cuya forma cuadriculada se impone en la presentacion y posterior desarrollo de los distintos frentes, cada uno en forma de atraccion sexual inconfesable. No lo olvidemos, nos movemos entre sabanas, es decir, donde la filia se convierte muy facilmente en fobia. Asi, palabrotas como Dacrifilia, Elifilia, Somnofilia y Harpaxofilia se convierten en la excusa ideal, no solo para articular la coralidad de la historia, sino tambien para activar las risas en el patio de butacas y obviamente, poner a prueba los limites del espectador. No en vano, en uno de los pocos aspectos en que 'Kiki, el amor se hace' no es irregular es a la hora de desconcertar, tanto para mal como, sobre todo, para bien. No solo en la manera de bascular entre una historia y la otra, sino a la hora de explorar las posibilidades que estas ofrecen... sin pensar demasiado, durante el proceso, en unas consecuencias que de ninguna manera pueden detectarse en el caliente de la cama. No hay dudas al respecto, el amor, o lo que sea esto, se hace.

Nota: 6,5 / 10

por Victor Esquirol Molinas
@VctorEsquirol



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