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El tiempo que pasa

12 de Mayo de 2016 10:10:03 | 775 Lecturas | Via: ElSeptimoarte.com
Y aqui estoy una vez mas, donde jure, ahora hara un año, que no volveria jamas. En el considerado (con bastante justicia) como el mejor festival del mundo. Entonces, ¿a que viene esa mala cara? ¿Y esa actitud tan derrotista? ¿Y esos suspiros al ver el programa de peliculas que va a dictar nuestras constantes vitales a lo largo de las proximas dos semanas? Pues a lo de siempre. A que un año mas (y ya van cinco... ¿o ya eran seis?), la organizacion ha tenido a bien condenarme a esa clase media-baja de la prensa, cuyo destino va inevitablemente ligado al de esas colas eternas (en el espacio y el tiempo), solo superadas por ese insoportable suspende de no saber si todos esos esfuerzos, si todos esos sacrificios de educacion, horas de sueño y, en definitiva, de salud mental, van a servir, al menos, para entrar a la proxima sesion. Esto es Cannes, ese monstruo tan atractivo, que no entiende por que cojones tendria que tratarnos bien. Es, con toda seguridad, el mejor certamen cinematografico del mundo, y lo levantan, año tras año, las grandes estrellas, los autores de prestigio, las fiestas ''gatsbianas'' y alguna que otra gran polemica de corte mas o menos intelectual. Todo esto iluminado con el flash de las camaras y resaltado por los -desagradables- gritos de los fotografos que se esconden detras de ellas.

En resumen, una orgia del glamour a la que, por desgracia, algunos no estamos invitados. Peor aun, lo estamos, pero solo a medias. A veces se deja mirar, pero desde luego, nunca se permite tocar. ''C'est la vie''; ''Desole'', y todas esas falsedades que tiene uno que oir para, en teoria, no tener que sentirse tan mal consigo mismo; para que no queme tanto ese tan identitario desprecio que seguramente va a ir mas alla del mero homenaje al ''Mepris'' de Godard. Atentos a los detalles, la imagen del poster de esta 69ª edicion, puede convertirse, si nos despistamos, en puro mantra. Depende de nosotros, porque claro, somos dueños de nuestro destino, y una vez mas, porque asi lo queremos, ahi estamos, en ese sitio al que tanto odianos... pero del que para nada en el mundo querriamos escapar. La Croisette, bendita condena. Al igual que los otros grandes eventos que marcan el año (desde las finales de las competiciones deportivas a ese concierto que con tantas ganas esperamos), su llamada es como aquel canto de sirena cuyo poder de atraccion va de la mano con el peligro de muerte que entraña.

En fin, que hemos venido aqui a quemarnos, pero eso si, con ese fuego que tanto nos gusta... y con esa actitud que hace del habito un peligro en potencia. Estoy hablando siempre de lo mismo, en serio. Por ejemplo, no importa a cuantas finales y/o conciertos hayas asistido; cada vez que repites, deberia ser algo especial, y sobre todo, nunca deberias convertirlo en el horror, cotidiano donde los haya, de fichar a la entrada y la salida del trabajo. Sigo con Cannes, lo juro; con su apertura, 'Café society', de Woody Allen. El genio de Nueva York llega a la cita con 80 primaveras en su contador personal... y con la friolera de aproximadamente 50 peliculas en el curriculum. Casi nada. Los numeros no engañan; el timing tampoco, y es que el de Brooklyn lleva desde 1980 presentando, por lo menos, una pelicula al año. Ya lo ven, el tiempo pasa, pero afortunadamente hay costumbres que no se pierden. Y como ya se ha dicho, la aglomeracion (si es que puede hablarse de tal cosa) para nada debe desvirtuar la singularidad del producto (idem), porque si, la ocasion (reencontrarse con Cannes y con Woody) es tan clasica como especial.

'Café society' puede dar la apariencia de novedad (es el primer flirteo del director con el cine digital, y esta auspiciado por un simbolo tan contundente de la actualidad como lo es Amazon Studios), pero en realidad es el viejo chiste; el de toda la vida, contado como siempre. Y que bien envejece... si es que realmente lo hace. Con la pantalla todavia en negro, empiezan a marcar el ritmo unas alegres notas de jazz light ante las que van sucediendose los nombres que pueblan tanto la ficha tecnica como artistica. Cuando la camara se ha despertado y nos hemos querido dar cuenta, una voz en off que nos resulta de lo mas familiar (de esto va el asunto, principalmente) nos haba del Hollywood y la Nueva York de los años 30, esa semi-mitica epoca de los grandes estudios en una costa, y de los gangsters y los clubs nocturnos en la epoca; de como la gente que frecuenta ambos escenarios se enamora, desenamora, se engaña, se reconcilia y, quien se sabe, encuentra la muerte. ¿Cuantas veces hemos estado antes en esta misma situacion? ¿Cuantas veces se nos han despertado exactamente las mismas sensaciones? Y la pregunta mas importante: ¿A quien le importa? Vistos los resultados (estos, los anteriores y seguramente los que estan por llegar), ojala hubieran sido muchas mas. Repitamos, por si nos habiamos perdido entre tanto numero, que estamos llegando a la cincuentena.

En estas se encuentra tambien Woody, en una especie de bucle en el que ni el piloto automatico ni el ''mas de lo mismo'' molestan. Au contraire, porque a poco que este minimamente inspirado, deja claro que la frescura no tiene por que estar condicionada a la innovacion. La nostalgia, al mismo tiempo, va mas alla de lo narrado, convirtiendose asi este enesimo regreso al pasado en un presente al que podemos llegar a mirar con -calida- añoranza. El efecto se confirma al abandonar la sala, pero como no, se va gestando a lo largo de una proyeccion trufada de esos pequeños momentos en los que el humor judio marca de la casa, hace que la sonrisa prescinda facilmente de sus tres primeras letras. Ni Kristen Stewart molesta, asi de gozosa es la propuesta. Queda la duda de si el placer que cada uno de estos instantes proporciona por separado (insignificante, pero placer al fin y al cabo), va a adquirir un sentido mayor al analizarlo todo como el conjunto que es. La respuesta nos descubre la irrelevancia como algo sin lugar a dudas importante, y se confirma casi con la misma naturalidad de las mejores ocasiones, bajo un falso manto de aleatoriedad que esconde precisas pinceladas sobre esto a lo que algunos llaman ''La comedia de la vida''. Esta viene escrita, por cierto, por un sadico. Nos lo recuerda Cannes cada dia, y lo dice Mr. Allen. Textualmente y a la practica, en cada escena de su 'Café society'; en cada pelicula de esta carrera que sigue y, citamos de nuevo, ''seguira hasta que el cuerpo aguante''. El tiempo pasa, efectivamente, pero para algunos genios, como si no. Para el resto, ha empezado Le Festival. A ver hasta cuanto aguantamos...

por Victor Esquirol Molinas
@VctorEsquirol

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